Diario Financiero

“¿A QUÉ LE TEMEN?”: LAS ESQUIRLAS QUE DEJÓ RODOLFO CARTER EN CHILE VAMOS

DIANA AURENQUE Y QUÉ VE UNA FILÓSOFA CUANDO MIRA A CHILE:

POR Patricio De la Paz - Foto: Verónica Ortíz

Durante la pandemia apareció en la prensa hablando de la mirada filosófica a la muerte. También empezó a escribir columnas gatilladas por la contingencia. Ha publicado libros y acaba de firmar contrato con Penguin Random House para escribir uno sobre el amor, que se publicará en 2025. “A mí me encanta la divulgación. Ahí partió la filosofía, Sócrates en el ágora pública cuestionándolo todo”, explica en esta entrevista donde analiza el país que la rodea.

El lugar más destacado del muro principal de su living lo ocupa un retrato de Friedrich Nietzsche. Uno de sus filósofos favoritos. El otro es Martin Heidegger, y aunque de él no hay imagen a la vista, sí es un nombre que repite con frecuencia en sus conversaciones. Diana Aurenque -43 años, también filósofa, académica de la USACH, escritora de libros y aguda columnista quincenal de La Tercera- los conoce bien a ambos: los estudió durante los 10 años que estuvo en Alemania. Primero hizo un doctorado en la Universidad de Friburgo, “que fue donde aprendí de Heidegger”, precisa. Y luego asistió a la Universidad de Tubinga, donde fue habilitada en filosofía de la medicina y ética médica, grado académico que le permite hacer clases en ese país. “Allí apareció Nietzsche”, indica.

Se entusiasma con el tema: “Un día vi un llamado que decía: ‘Se busca filósofo o médico experto en Nietzsche para trabajo en Facultad de Medicina de la Universidad de Tubinga’. Me preparé, me contrataron y ahí comencé realmente a meterme en Nietzsche. El guía de mi tesis de habilitación era médico y filósofo, y quería desarrollar un proyecto sobre la influencia de la medicina en Nietzsche y la influencia de Nietzsche en la medicina”.

Diana está sentada en la cabecera de su mesa de comedor. Desde allí, como vive en el piso 19 de un edificio del centro, tiene vista aérea sobre el norponiente de Santiago. Toma té. Cuenta que sus padres eran profesores de arte, pero que ella siguió su ruta propia. “Mi mamá estaba feliz de que yo estudiara Filosofía. Mi papá estaba horrorizado, ‘va a ser profesora pobre igual que nosotros’, decía. No era que no le pareciera interesante, sino que le preocupaba el tema económico”.

Entró a la USACH, luego vino la década en Alemania, el regreso a Chile en 2015 a su universidad de pregrado, ser vicedecana en la Facultad de Humanidades, ser la primera mujer a cargo del Departamento de Filosofía. Entonces llegó la pandemia y ella empezó a aparecer en los medios: como la muerte campeaba en esos días, una experta en filosofía de la medicina era una voz necesaria. “En enero de 2020 -cuenta- en Congreso Futuro ya había dado una charla sobre lo que es morir”.

- ¿Recuerdas cuáles eran tus reflexiones sobre la muerte esos días?

- Claro. Hablaba de cómo en la medida que tienes ese límite radical ad portas de los ojos, puedes valorar más la vida. En el fondo, eres consciente de que tu vida es limitada. También de que los duelos son importantes porque es la comunidad social que reconoce el dolor de los que están padeciendo. Además decía que la muerte se había vuelto puros números, que aparecían hasta en la pantalla de las noticias.

- En una entrevista en pandemia, hablando de la muerte, dijiste: “Filosóficamente hablando, llega como un ladrón en la noche”.

- Esa una cita de San Pablo, quien en realidad no estaba hablando de la muerte, sino sobre la parusía, el día del juicio final. Heidegger toma eso y dice que no es la parusía, sino la muerte. Entonces, en el fondo el pensamiento de eso es bonito, porque Heidegger dice que la única certeza que tenemos en la vida es la muerte. Y es la paradoja de saber que vas a morir pero sin saber cuándo. Entonces preguntarse ¿vives auténticamente? ¿haces lo que quieres? ¿crees lo que crees o lo que la moda dice? Ése es el mensaje heideggeriano.

- Recién presentaste un libro de Daniel Loewe, ¿Cómo y cuándo morir? ¿Temes convertirte en la filósofa de la muerte?

- No temo nada de eso. Me dio risa cuando una vez me dijeron eso: “Usted es la filósofa de la muerte”. Les dije que prefería ser una filósofa mortal.

- Haber estudiado filosóficamente la muerte, ¿te blinda cuando esta se presenta en seres queridos, cercanos?

- Me pone contenta que he reflexionado durante muchos años sobre la muerte, porque creo que tengo ciertas herramientas para afrontar dolores de la muerte de alguien tan cercano como mi padre (murió el año pasado de cáncer). Por otro lado, en un momento pensé que no me servía de nada, porque el dolor se sentía tremendo… Yo no creo que la muerte es un castigo; la muerte nos llega como llega. El tema es que uno no quiere soltar a los que ama. La muerte nos afecta mucho porque vemos morir a los que queremos. Cuando me cuentan, por ejemplo, que mi papá tenía metástasis por todo el cuerpo, sentí una puñalada al corazón, el dolor de que se iba a morir.

La autoridad diluida

Mientras daba entrevistas durante la pandemia, Diana Aurenque empezó a escribir columnas. Primero en The Clinic, luego en La Tercera, donde se mantiene hasta hoy, sábado por medio. Allí no habla sólo de muerte. Sus temas son variados y generalmente tienen a la contingencia como motor, como excusa.

- ¿Qué ve una filósofa cuando mira al país que la rodea?

- Me siento muy honrada de cómo distintos espacios públicos se han dado para que yo pueda opinar sobre cosas que no sean solamente filosofía de la medicina o bioética, sino más bien como una suerte de sociología filosófica, una mirada de quiénes somos los chilenos. Una de las preguntas que más me hago es qué nos caracteriza identitariamente a los chilenos, siendo todos tan diferentes a veces. Veo cosas bien particulares nuestras, que también responden a la geografía que habitamos: el mar gigante por un lado, la cordillera enorme por el otro, islas por allá. Somos muy isleños, aislados. Por eso cuando uno dice “la desconfianza del chileno”, pucha… cómo no desconfiar si vivimos en un país tan largo y tan diferente. Pero al mismo tiempo, cuando hay un incendio o se mueve la tierra, todo es muy solidario.

- ¿Qué otras particularidades ves?

- Siempre me he preguntado por qué en Chile somos tan correctos y tan incorrectos a la vez. Esto de que robamos con boleta. O que todos los chilenos se levantan y hacen la cama; eso hacía reír mucho a los alemanes. O que en la micro antigua te subías por atrás y entregabas la plata que corría al chofer, y éste te mandaba el boleto y el vuelto que corría hasta ti. Precioso, ¿no? Pero al mismo tiempo está el pillo que avanza por la berma cuando hay taco. Me parece todo tan contradictorio. Chile tiene esta cosa de la legalidad en apariencia, tenemos protocolos y leyes para todo, pero no se cumple nada. Seremos muy influenciados por Europa en algunas cuestiones, pero seguimos siendo Latinoamérica.

- En varias columnas tocas el tema de la autoridad, de cómo se ha ido diluyendo…

- Antes, fue mal usada. Profesores que le pegaban o humillaban a los estudiantes, papás que les pegaban a los hijos para criarlos. Mucho tiempo se confundió tener autoridad con poder y violencia sobre un otro más frágil. Eran cosas naturalizadas, y afortunadamente ese tipo de autoridad no existe más. Pero pienso que ahora la cuestión se fue para el otro lado, como cuando los padres no quieren ser padres sino amigos de sus hijos, cuando los profesores ya no son profesores sino que son como sus estudiantes. Es un problema: si los más jóvenes no miran a alguien para arriba, no tienen idea de autoridad y sienten que pueden hacer lo que quieran. Y ante el primer fracaso, probablemente será una depresión profunda. O sea, todos nos criamos un poco narcisos y un poco infantiles. Los padres tienen que poner límites, prepararte para salir al mundo. Yo creo que tengo una institutriz adentro.

- Esta falta de autoridad, ¿se ve también dentro del mundo político?

- Por supuesto. Pienso en los diputados que se pararon en medio de la cuenta pública. Es impresentable. Si tú en un trabajo haces eso ante tu jefe, te echan y con buena razón. Es una falta de respeto total. Y más encima en una clase política ya súper enlodada. Y aquí voy a hacer una crítica a mi querido Presidente. Con Nietzsche diríamos que dejar de aceptar que hay jerarquías no tiene que ver con que alguien sea más valioso o mejor persona que el otro. No es eso. Cuando uno reconoce jerarquía, jefe/subalterno, profesor/ estudiante, padres/hijo, médico/paciente, hay un saber epistémico que nos diferencia, no una calidad moral. Eso se confundió.

- ¿Y por qué dices que vas a criticar al Presidente?

- A lo del Presidente voy ahora. Sólo quería decir antes que se confundió que la igualdad, la dignidad humana de todas las personas, significa que en todos los espacios nos vamos a tutear. Entonces pienso que cuando a Boric le gritan en la calle y él contesta, eso no puede ser. O sea, si alguien lo interpela y le grita, ¿por qué él contesta? Una cosa es que él sea cercano, pero si lo insultan en la calle no puede contestar, porque eso es rebajarse.

- Una falta de autoridad en la autoridad.

- Sí. ¿Tú crees que Churchill hubiera contestado a alguien que le grita? Nada.

En la plaza pública

Diana Aurenque dice que -a diferencia de Francia o de Alemania- en Chile no son tan comunes los columnistas filósofos. Y casi todos son hombres: menciona a Hugo Herrera, a Cristóbal Bellolio, a Joaquín García-Huidobro; “todos ellos vienen del derecho y después saltan a la filosofía”, dice. Se acuerda también del filósofo Daniel Loewe. Y de la académica Aicha Messina.

“Lo que pasa es que la academia chilena por mucho tiempo se sentía muy autocomplaciente con sus propios conocimientos. Era demasiado importante para salir al mundo público -explica-. Pero a mí me encanta la divulgación, que viene de vulgo, del pueblo. Ahí partió la filosofía, Sócrates en el ágora pública cuestionándolo todo. El diálogo socrático es básicamente poner al otro en evidencia de su ignorancia, pero para poder hallar realmente las verdades. Iba en la a la plaza pública y ahí hacía pensar a los demás. Cuando es condenado a la muerte y beber cicuta, Platón, su discípulo, hace la Academia y protege a los filósofos. Pero ése no es el lugar natural de la filosofía, a mi juicio”.

- ¿Cuál es el desafío de un columnista filósofo?

- De partida, la filosofía nunca quiere opinar no más. De hecho, eso es lo más difícil de escribir columnas de opinión para mí. A los filósofos nos cargan las opiniones, lo que queremos siempre son las verdades. Además te tienes que arriesgar con textos que son cortitos.

- ¿Cuál es el valor agregado, la diferencia, respecto a columnistas políticos, abogados, periodistas, empresarios?

- Creo que dos cosas. Una, la filosofía es la disciplina que siempre quiere ver lo macro. Yo nunca, por ejemplo, veo un fenómeno sino cómo ese fenómeno está ligado a cuestiones más grandes. Pensémoslo así: si el psicólogo se pregunta por el mal de una persona, por el paciente individual; el filósofo mira qué es el mal del paciente, pero no quién es el paciente. Siempre son preguntas más metafísicas. Y dos, el filósofo no sólo quiere mirar más grande, sino también ver cuáles son los supuestos que están atrás para sostener un diagnóstico. Está mirando, yendo para atrás y después reconstruye.

- Tus columnas son variadas en temas. ¿Cuál es el hilo conductor entre ellas?

- Qué nos mantiene juntos, qué nos cohesiona, aun siendo tan distintos. Una invitación a revisarse, no quedarse en las propias verdades.

- En una columna dijiste que las emociones son hoy las protagonistas de la organización política y que eso puede ser un problema para empatizar, para generar proyectos comunes. ¿A qué emociones te refieres?

- Resentimiento, miedo, rabia, o en su fase positiva cuando tuvimos esperanza o alegría. Son cosas reactivas. Y todos los políticos corren de un lado para el otro, para contener la emoción y ganar votos.

- Esas son emociones del ciudadano. ¿Y las emociones que dominan la política?

- Los políticos también están actuando emocionalmente, pero creo que es peor porque lo hacen incluso con una especie de caudillismo algunos de ellos, con esta cosa heroica que la política tiene ahora que los partidos han perdido peso: mientras más antisistema eres, más la gente te aplaude. Cuando pienso en consejos para mejorar la democracia en Chile, digo que hay que rehabilitar los modales, la etiqueta. Podemos tener morales diferentes, no estar de acuerdo en los mismos dioses, ser liberales o conservadores, pero hay cosas que no se hacen. Tú no le tiras una taza a una autoridad, tú no insultas a un otro, tú no vas con una capa dando vueltas cuando eres político. No.

Aunque más de una vez el alcalde ha manifestado sus aspiraciones presidenciales, este martes -con el aplastante triunfo de su “delfín” en La Floridaanunció que busca competir en una primaria presidencial de Chile Vamos que, hasta esta semana, no se avizoraban en el sector. Su irrupción llega en un momento complejo electoral para la UDI y cuando RN parecía haberse rendido a la idea de un presidenciable propio. “Si no hay primarias y se actúa a través del ‘dedazo’, se cometería un error garrafal, se dejaría herida de muerte la candidatura de Evelyn Matthei”, advierte Carter.

Al menos 100 personas se agolpaban detrás de Rodolfo Carter el domingo 9 de junio, pasadas las 19 horas. El alcalde de La Florida se alistaba para dar unas palabras ante la prensa, pues apenas unos minutos antes se sellaba un aplastante triunfo: su candidato a las primarias municipales, Daniel Reyes, se convertía en la carta de Chile Vamos para competir por el sillón edilicio en octubre, con el 67,57% de los votos. Champagne, cotillón, vítores eran parte del ambiente que rodeaba al edil.

Había motivos para celebrar: en una primaria con baja convocatoria en general, La Florida se lucía por una participación de 32 mil personas, “la más grande de Chile por lejos…”, repetían. Y aunque los presentes gritaban cantos alusivos a “Daniel”, vino la pregunta inevitable a Carter: “¿Es una posibilidad que usted vaya por La Moneda?”.

Las arengas fueron inmediatas: “Se siente, se siente, Carter Presidente”. A su espalda estaba la exministra Cecilia Pérez (RN) y su hermano, el diputado UDI Álvaro Carter, quienes, entusiastas, seguían el canto. El alcalde los miró, sonrió y pidió silencio con sus manos: “Sería una mezquindad gigantesca… Ustedes le han visto los ojos llorosos a Daniel, yo sé lo que está viviendo. Todos nos hemos emocionado, nos abrazamos en llanto, yo no tengo derecho de hablar de mi proyecto personal; hoy, que Daniel disfrute lo que está viviendo. Hoy se empieza a escribir la historia de Daniel”.

Pero esta semana la historia de Daniel pasó a segundo plano. No pasaron ni 48 horas y el alcalde irrumpió: “Una vez que yo termine mi trabajo en diciembre, voy a competir en la primaria de Chile Vamos y le voy a ganar a Evelyn Matthei”, dijo en radio Agricultura, este martes a primera hora.

Aunque Carter en más de una oportunidad había revelado sus aspiraciones presidenciales, esta vez marcó una diferencia: le ponía fecha y competidor.

Sus palabras causaron revuelo inmediato. “Chile necesita volver al orden y progreso. Me reuní con Rodolfo Carter para hablar de futuro”, escribió la senadora RN María José Gatica junto a una fotografía en Instagram, en apoyo al edil.

A la UDI no le sorprendió el respaldo de una parlamentaria RN, pues las relaciones en la primaria quedaron tensas. El lunes, el alcalde revelaba en Ex-Ante que “María José Hoffmann -secretaria general UDIestaba a cargo de la negociación. Cuando Daniel Reyes fue a saludar a la UDI, ella lo recibió sosteniendo un perro en sus brazos y le dijo: ‘Ah, tú eres el candidato de Carter. ¡Si a ti no te conoce nadie!’”. De forma inédita, en La Florida compitieron dos candidatos por la UDI; RN cedió ese cupo ante la disputa interna de sus socios. Además de Reyes, lo hizo Alejandra Parra, quien obtuvo sólo un 5,31% de los votos.

Meses antes de que se definiera a Reyes como el postulante, se había instalado el nombre de la actual jefa de gabinete de

Carter, la exministra Pérez, para que tomara la posta en La Florida, dado que el edil cumple su tercer período como alcalde, lo que por ley lo imposibilita de competir.

La decisión de deponer la candidatura de Pérez, comentan, respondió al discurso “meritocrático” que busca instalar Carter, pues, dicen, su historia en La Florida debía terminar con un “desconocido de esfuerzo” triunfando. Esta semana, de hecho, enfatizó en esa línea argumentativa sobre las clases: “Bendita la hora de los desconocidos, hay un millón de chilenos que son primera generación profesional, que va a golpear la mesa y va a decir ‘yo quiero hablar’”.

El quiebre con la UDI

La relación de Carter con la UDI, el partido que lo vio convertirse en político, terminó por quebrarse esta semana. Aunque había renunciado en 2015, aún mantenía una estrecha cercanía. “Es feo que en el Chile moderno, en el que todos nos sentimos tan orgullosos del mérito, alguien diga ‘a ti no te conoce nadie’... Me imagino que ni Jaime Guzmán ni Pablo Longueira jamás dijeron una cosa así. Ojalá esto le sirva a la UDI para entender por qué le está yendo mal”, remató en CNN Chile Radio. Carter se refería a los resultados de las primarias: RN se impuso en los números oficiales -obtuvo un 20,54% de representación- contra un 15,73% de la UDI y un 4,3% de Evópoli. La llamada “vieja guardia”, de hecho, esta

semana salió a dar mensajes: si la mesa que lideran Javier Macaya y Hoffmann no logran un resultado favorable en octubre, será complejo que sigan a la cabeza de la UDI.

“‘El equipo de Matthei’ parece que anduvo mal”, dijo Carter, en crítica directa al eslogan de las primarias UDI: “El equipo de Matthei: la esperanza de Chile”.

El panorama es más complejo para Hoffmann, pues no sólo aspira a ser gobernadora de Valparaíso -o senadora por la misma zona- sino que es sindicada como próxima presidenta de la UDI. Pero la “vieja guardia” -que, entre otros, es representada por Víctor Pérez y Pablo Longueira- considera que el episodio de esta semana con Carter no le favorece para seguir ese camino. Es más: varios en la UDI ven la rencilla entre ambos como una cuestión electoral por los supuestos planes de Carter: ser senador por Valparaíso, lugar donde se crió hasta los 6 años. De hecho, en la centroderecha varios ven su jugada presidencial sólo para quedar en buen pie ante una senatorial, pero él ha dicho que esa idea es “totalmente falsa”.

“El alcalde Carter tiene todo el derecho a tener aspiraciones presidenciales, pero que no lo haga de esta forma, pateando la puerta, porque más allá de los cariños y las lealtades, esto tiene que ver con quien marca en las encuestas y nosotros tenemos candidata que es Evelyn Matthei y es la más competitiva”, respondió esta semana Hoffmann y agregó: “No tiene por qué agredirme a mí o a Evelyn Matthei (...) espero que baje el tono”.

Pero no sólo fue Hoffmann quien le pidió bajar el tono, sino el propio presidente de la colectividad, Javier Macaya: “¿Han visto algo más parecido a la vieja política que pelearse por la prensa?”, dijo y lanzó dos ideas clave: que es muy “pronto” para la presidencial, lo urgente es ganar la municipal; y que para ser candidato a las primarias Carter requiere de todas las “firmas” de los partidos.

El fantasma de la primaria de 2021

Quien guardó silencio fue la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei. “No caerá en provocaciones”, dicen desde su entorno, porque insisten en que la primaria presidencial no es urgente. El análisis es que Carter sí le puede quitar electorado, pero también a José Antonio Kast; están conscientes de que el alcalde intenta posicionarse al medio de las dos figuras mejor evaluadas de la derecha. “No hay que desestimarlo”, advierten, mientras otros dicen que ni en su mejor momento -la demolición de casas narcos- alcanzó a Matthei en los sondeos.

Carter ya dio luces “programáticas”: no avanzar ni retroceder en materia de aborto -mantener las tres causales-, dijo estar en contra de que la gente porte armas en la calle, pero sí en sus hogares, y de nuevo marcó diferencias con Matthei en torno al rol de los militares en la crisis de seguridad. “Tiene algo de Bukele”, subrayan en Chile Vamos, mientras ven que la irrupción de Carter puede calar en el ecosistema de las cartas de la “derecha dura” ante la aparición de figuras como Johannes Kaiser o Iván Poduje.

Desde el entorno de Kast, por ejemplo, comentan la buena relación que tienen con el edil, pero, subrayan, el líder republicano ha logrado mejores espacios de construcción “colectiva” -ahí la crítica a Carter sobre su “personalismo”- y, añaden, en la presidencial la gente valorará la “consistencia” de las figuras. “Carter va a ser el Kast de esa primaria”, dicen en tanto en Chile Vamos, lo que, agregan, inevitablemente podría quitarle adhesión a Kast.

Y por eso Matthei sigue apostando a la “transversalidad”; ese debe ser su camino, dicen. De todas formas, existe el temor por la llamada “carrera larga” de Matthei -cuando está encumbrada en encuestas (alrededor del 30% en sondeos semanales) y aún faltan dos años para las presidenciales-, porque la historia da motivos: aunque para 2021 el mejor posicionado era Joaquín Lavín, fue derrotado en la primaria de Chile Vamos por el independiente Sebastián Sichel.

En los partidos, incluso, han recordado la primera vuelta de 2005 entre Lavín y Sebastián Piñera. Cuando en 2004 el exministro era la carta única, irrumpió Piñera y finalmente ganó. Pero otros relevan que ahora el escenario en la derecha es distinto: existe Kast o Franco Parisi, quienes dividirían aún más al electorado; por tanto, muchos ven “improbable” que se dé ese escenario.

En Chile Vamos, además, existe temor sobre el “tono” que pueda tomar esa campaña. “Hoy uno no puede restarse de ninguna alternativa. Las primarias pueden ser un súper buen mecanismo para elegir a un candidato o puede ser hiper destructivo y terminan los dos súper dañados y eso solamente le significa un beneficio para la otra coalición y uno no quisiera que nunca pasara eso”, dijo esta semana Jaime Bellolio, candidato a la alcaldía por Providencia y cercano a Matthei.

El propio Carter ha intentado hacer gestos: “El tono tiene que ser constructivo porque si vamos a tener a más ‘Ossandones’ dando vuelta en la primaria, disparando sin ningún filtro, no tiene ningún sentido”, dijo aludiendo a la primaria de 2017, de la cual se recuerda la frase de un debate entre Felipe Kast, Piñera y Manuel José Ossandón, donde este último le dijo al exmandatario: “No te declararon reo por lindo”.

Carter, eso sí, en conversación con Diario Financiero, advierte: “Si no hay primarias y se actúa a través del ‘dedazo’, se cometería un error garrafal, se dejaría herida de muerte la candidatura de Matthei”.

Una carta de presión a RN

La irrupción de Carter remeció la interna de RN. Este miércoles, figuras como Felipe Alessandri y Karla Rubilar -y otros seis candidatos que compitieron el domingoenviaron una carta a la mesa y a la comisión política pidiendo que Matthei sea la carta presidencial de Chile Vamos. Esto, ante la presión que ha encarnado la senadora Gatica, quien, por cierto, ha dicho que deben florecer otros nombres como los de Francisco Chahuán, Paulina Núñez o incluso el de ella misma.

“¿Por qué están preocupados?, ¿por qué se movilizan presentando cartas para que los partidos cierren filas en torno a su nombre? Si uno no fuera competitivo, ¿a qué le temen? Compitan, si ella (Matthei) es Brasil, yo con suerte soy Chile, si fuera fútbol, además ellos juegan en el Maracaná y hasta tienen al árbitro de su lado”, comenta Carter a DF.

La preocupación de sectores de RN sobre Carter se da igualmente porque el alcalde lleva construyendo una relación con un grupo de dirigentes del partido, además de Pérez, que remarcan que en su municipalidad tiene a varios colaboradores, como por ejemplo el exdiputado Camilo Morán, la expresidenta de la juventud RN Renata Santander y la consejera regional Valeria Ponti. En paralelo, su “delfín” ganador llegó este martes hasta la sede de RN y dijo sentirse “cómodo” en la colectividad al tiempo que no descartó militar.

El propio Carter, además, ha reconocido la “generosidad” de la secretaria general de RN, Andrea Balladares. “Ella no es ‘pelolais’, yo tampoco”, dijo esta semana, marcando una vez más su perfil “meritocrático”, esta vez criticando a la UDI y acercándose a RN, y también haciendo guiños a los republicanos con el apoyo que entregó a Macarena Santelices para la gobernación metropolitana. Pero Carter explica: “Yo recibo a todos los que me piden reunión; es una gran candidata, pero yo voy a cuadrarme con la candidatura de Chile Vamos”.

- ¿Qué sintió el domingo cuando le gritaban “se siente, se siente, Carter Presidente”?

- Hace rato que me lo gritan. Me emociona que, cuando he tenido que viajar con mis niños, en el avión les dicen “tu papá va a ser Presidente”... Pero esto no significa que me maree y crea que necesariamente tenga que ganar, pero sí creo que tengo que competir.

Y ya se está preparando para esa primaria… ¿Una primera vuelta? Lo descarta, porque, pese a los dichos de sus “detractores”, él insiste: “No soy un lobo estepario, es verdad que no soy muy dado a la vida de los partidos, pero Chile está por sobre mis ambiciones personales… Yo no estoy disponible para competir por fuera”.

“¿POR QUÉ ESTÁN PREOCUPADOS?, ¿POR QUÉ SE MOVILIZAN PRESENTANDO CARTAS PARA QUE LOS PARTIDOS CIERREN FILAS EN TORNO A SU NOMBRE? SI UNO NO FUERA COMPETITIVO, ¿A QUÉ LE TEMEN? COMPITAN, SI ELLA (MATTHEI) ES BRASIL, YO CON SUERTE SOY CHILE, SI FUERA FÚTBOL”, DICE CARTER.

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2024-06-16T07:00:00.0000000Z

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