Un combustible fundamental para lograr las metas de descarbonización. Así es como los expertos describen al Gas Natural Licuado (GNL), por las cualidades que tiene para generar un transporte con menos emisiones, lo que está llevando a las empresas a incluirlo en sus operaciones, específicamente en las flotas que manejan.

“Produce menos dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y partículas contaminantes en comparación con los combustibles tradicionales, lo que lo convierte en una alternativa clave para lograr una transición hacia un futuro más sostenible y con menor huella de carbono”, dice Sebastián Calderón, gerente corporativo de Grupo San Gabriel, empresa que en 2021 se convirtió en la primera de Latinoamérica en incorporar una flota de este estilo, y en inaugurar una estación para camiones de carga pesada que operen 100% a GNL.

El hecho de que las emisiones sean menores a las de la gasolina o del petróleo diésel se explica por la menor cantidad de átomos de carbono en la molécula, explica Pedro Reszka, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias de la Universidad Adolfo Ibáñez.

Esto contribuye a mejorar la calidad del aire y reducir los impactos negativos en la salud humana, sostiene Calderón, y de paso, otorga una mayor eficiencia energética, pues los motores que funcionan con GNL “pueden tener un mayor rendimiento en comparación al diésel, lo que se traduce en un menor consumo de combustible y una reducción adicional de las emisiones”.

Gonzalo Escalona, Senior Manager de Sustentabilidad y Cambio Climático en Deloitte, añade que reduce los niveles de ruido, lo que para las zonas urbanas es de gran utilidad en la constante búsqueda de mejorar la calidad de vida.Y también apunta que gracias a la naturaleza flexible y de respuesta rápida, el GNL puede actuar como respaldo para las fuentes no renovables, eólica y solar, debido a su intermitencia asociada a condiciones de luz y atmosféricas.

Pero tanto Reszka como Escalona advierten que apenas es un punto de partida. El académico de la UAI dice que es una opción conveniente para iniciar la descarbonización de la flota de transporte, y el ejecutivo de Deloitte señala que debe ser considerada como una solución transitoria: “Al ser un combustible fósil sigue siendo necesaria una transición hacia fuentes de energía renovable y no es recomendable considerarla como una solución a largo plazo”.