Diario Financiero

El invierno llega a Silicon Valley

Con una inminente recesión en el horizonte y capital cada vez más caro, startups y grandes tecnológicas están sintiendo el peso de menores ingresos, más regulaciones e inversionistas más exigentes.

Con una inminente recesión en el horizonte y capital cada vez más caro, startups y grandes tecnológicas están sintiendo el peso de menores ingresos, más regulaciones e inversionistas más exigentes.

Como cada noche, desde hace tres meses, Anneka Patel se despertó a las 3:00 am para alimentar a su hija Emilia de tres meses. Era la madrugada del 10 de noviembre y Anneka, en su rol del equipo de comunicaciones de Meta, sabía que en ese justo momento miles de sus compañeros de trabajo estaban siendo despedidos vía correo electrónico. El suyo, el que la dejaba sin trabajo, llegó a las 05:35 am.

Así terminaban dos años y medio de carrera en Meta, que la semana pasada despidió a 11.000 trabajadores, el 13% de su personal.

La historia de Anneka es solo una de las miles que durante las dos últimas semanas se publican a diario en LinkedIn, Twitter u OpenDoor. Todos los casos son similares: personas menores de 40 años, altamente educadas, agradecidas con sus compañeros de equipo. Todos despedidos de improviso y vía correo electrónico. En el caso de Anneka, de nada le sirvió ser reconocida por Business Insider como una de las mejores relacionistas públicas en EEUU.

“El centro de San Francisco ha pasado de la depresión provocada por la pandemia a un aura de recesión miserable por los despidos masivos”, describe Zach Coelius, quien maneja una firma de capital de riesgo en esa ciudad.

El fantasma de la recesión se extiende por toda la bahía de San José a San Francisco, con Melon Park, sede de Meta, como epicentro. Pero el impacto se siente también en otros lugares, como Nueva York, Londres y Toronto.

En lo que va de noviembre, startups y grandes tecnológicas han recortado casi 40.000 puestos de trabajo, para sumar unos 128.865 despidos en todo 2022, según los registros de Layoff.fyi Tracker.

Unas 48 startups tecnológicas han desaparecido este año, 15 de ellas en San Francisco. Entre las empresas que siguen en pie, la más agresiva ha sido Twitter, donde los 3.700 despidos comunicados también vía email corresponden a la mitad de su fuerza laboral. Robinhood se redujo en un tercio, Intel y Snap en un 20%. En número de trabajadores, los 10.000 empleos que reducirá Amazon son solo superados por los 11.000 de Meta; y Google podría sumar otro 10.000 a partir del próximo año.

Error de cálculo

La necesidad de “operar más eficientemente” anticipando una próxima recesión es el argumento más citado en las cartas de los CEOs a los empleados afectados. Pero entre ellos, Mark Zuckerberg destaca por ser uno de los pocos en reconocer el error de estrategia. “Al comienzo de la pandemia de Covid-19, el mundo se movió rápidamente a operar online y el auge del comercio electrónico provocó un crecimiento desmesurado de los ingresos. Muchos predijeron que esto sería un cambio permanente, que continuaría incluso después de que la pandemia terminara. Yo también lo creí, así que tomé la decisión de aumentar considerablemente nuestras inversiones. Desgraciadamente, no resultó como esperaba”, reconoció Zuckerberg, en su carta el pasado 9 de noviembre.

“Este es un ajuste que se debió realizar hace mucho, especialmente entre las empresas de redes sociales y todas aquellas cuyo modelo de negocio se basa en la publicidad en línea”, explica Laura Petrone, analista temática de Global Data.

El ajuste es también para empresas como Stripe, firma de pagos para el comercio electrónico, y cuyo ingreso depende del volumen de transacciones. “Los despidos se deben a que los costos de operación crecieron demasiado rápido. Nos equivocamos al juzgar cuánto iba a seguir creciendo la economía digital”, reconoció el CEO de

Una clavadista de alta competición se sumerge en el agua envuelta por las melodías del productor Pablo Stipicic (38) en conjunto con Rubio, proyecto musical de Fran Straube. Es una de las muchas escenas de La caída, cinta dirigida por la argentina Lucía Puenzo y protagonizada por la actriz mexicana Karla Souza, que se estrenó la semana pasada en Amazon Prime Video. Se trata de una historia que se sitúa en los meses previos a los juegos olímpicos de Atenas 2004 y está inspirada en distintos casos reales que dan cuenta de abusos sexuales en el mundo del deporte.

“Nos dijeron ‘juéguensela con hacer algunas canciones y van a competir con otras propuestas. Nos dieron cuatro escenas. Tres eran con música instrumental y había una canción que es el tema con la que termina la película y que la idea es que sonara grande, épica, emocionante. Con esas escenas hicimos nuestra propuesta y gustó tanto que finalmente hicimos la banda sonora original. ‘Después de ahogarme’ es la canción que, creo, hizo que nos ganáramos la pega, porque nosotros no habíamos visto la cinta y la letra fue como adivinatoria”, comenta Stipicic sobre su participación musical en La caída.

Con Rubio ya han producido dos discos juntos y están trabajando en un tercero. “Funcionamos como dupla creativa, nos entendemos, trabajamos bien, somos complementarios. He podido participar de una manera quizás más involucrada creativamente que con otros artistas”, dice el productor musical. Algunas de sus composiciones han sonado en otras producciones audiovisuales, como la española Elite y también en la serie mexicana Señorita 89, también dirigida por Puenzo.

La sillita musical

“Cuando haces música para una película o para una serie, hay mucha información que ya está: hay colores, una estética, un tono. Eso hace que sea más fácil y fluido. Cuando te juntas directamente con un artista hay mucho enfrentamiento con la nada y procesos internos. Hacer música es vulnerable. Hay mucho de sicológico, mucha maleza que sacar. Y la producción es una exploración conjunta”, comenta. Pablo tiene algunas herramientas extras, porque estudió psicología antes de dedicarse 100% a la música.

La vuelta fue larga, cuenta. Su primer acercamiento con la música fue a los 10 años cuando su hermano mayor se compró una guitarra. “Cuando tenía como 14 empecé a tomar clases de guitarra, y el instrumento se quedó conmigo. Pero cuando llegó la hora de la universidad, de puro gallina me metí a Bachillerato. Luego me salí y entré a música en la Uniacc pero me desilusioné de la carrera y tampoco sentía que mi relación con la música tenía que ver con convertirme en músico de escuela. La música se estudia, pero a fin de cuentas es un oficio, una artesanía”. Su papá le sugirió volver a dar la prueba de admisión y como sacó buen puntaje, no se atrevió a descartar una carrera universitaria y entró a Psicología en la UC. “Nada que ver. Retrocedí y estuve varios años ahí, aunque en paralelo tenía algunos clientes como productor musical. La psicología para mí era siempre un plan B. No me atreví a dar un paso más firme. Y hubo un momento en que dije ‘Ya. No más’. Me acuerdo de haber hecho las paces con la idea de que me fuera mal económicamente. ‘Si soy alguien que tiene una vida muy sencilla con muy poquitas lucas, igual démosle”.

En el colegio tuvo algunas bandas con amigos, pero nunca le gustó la idea de subirse a un escenario y hacer música en vivo. “Me ponía muy nervioso. Lo pasaba horrible, pero no se me había ocurrido otra forma de relacionarme con la música. Y cuando descubrí esto, que es la producción, me acomodó muchísimo más: estar en tu estudio, tener una rutina que no fuera de noche, sin nerviosismo. Sentí que era mucho más para mí. No soy adrenalínico. No me gustan las motos, ni las montañas rusas. Ni siquiera disfruto mucho los conciertos, se me hacen largos y siento que está muy fuerte la música. Prefiero meterme a mi cuevita y quedarme horas ahí”, explica.

“Con todo el hate que recibe, el reggaetón ha logrado cosas por la cultura latinoamericana”

Viene llegando hace pocas semanas de Ciudad de México, donde estuvo viviendo y trabajando durante cinco meses. Uno de sus principales proyectos fue un disco de la cantante argentina Daniela Spalla del sello Universal. Se armó un estudio y el plan es volver a instalarse ahí durante varios meses de 2023.

“Allá en México se organizan muchas sesiones musicales, se juntan artistas que

BANDEJA DE ENTRADA

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